martes, 3 de abril de 2012

Una buena confesión


Me preguntan que si todavía "jalaban las orejas" cuando una persona se confesaba. En realidad no. Pero pensé que era bueno decir algo al respecto. Aunque reciba el penitente al confesarse alguna reprensión o consejo duro; no se compara el sufrimiento o la vergüenza experimentada con el DON que se recibe: El PERDON DE LOS PECADOS.

Hay que hacer un examen de conciencia para revisar los pecados que tengo, para decirlos sin rodeo al sacerdote; un propósito de no estarle fallando a Dios de la misma manera, luego hacer acto de presencia delante del sacerdote y confesarme diciendo todos los pecados graves primero y luego los veniales; al confesarme debo sentir el dolor de los pecados o al menos saber de corazón que lo que hice es malo. Y finalmente cumplir la penitencia que me impongan para que se produzca la sanación de mi alma.

Ciertamente es un DON magnífico de Nuestro Señor. Nuestra vida es reconfortada y se renueva la vida misma con nuevos propósitos de hacer el bien constantemente y evitando lo malo. El mandato de Perdonar los Pecados lo hizo Cristo a Pedro y a los Apóstoles. "Reciban el El Espíritu Santo, a los que les perdonen sus pecados les quedarán perdonados". Los sacerdotes en OBEDIENCIA a CRISTO hacen esta labor para bien de las Personas; principalmente lo aprovechan quienes lo saben.

Como es tiempo de Semana Santa y estamos pues concluyendo la Cuaresma se me vino a la mente escribir algo del tema. Si requieres más información puedes consultar algun sitio web católico como http://corazones.org/ u otro. Buscas la sección y listo. De todos los temas podemos estar bien informados.

Hagan una buena confesión y siéntanse ligeros, siéntanse como nuevos.

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