martes, 23 de julio de 2013

ICONOS ANTIGUOS


A mi y a varios de nuestros compañeros sacerdotes nos gustan estos iconos, imagenes creadas con tal esmero y significado, yo en lo personal admiro esta (la santisima Trinidad) y me siento atraido a la comunión con Dios.

Esta significa a Dios; representado en 3 angeles con 3 cetros que significan igual poder y gloria; estan sentados en tronos que significan Realeza, al fondo de uno de ellos una Casa (representa al Padre eterno que nos tiene preparado un lugar en su casa), detras de el del centro un árbol (que significa al Hijo que muere por nosotros en el árbol de la cruz) y detras del siguiente angel una roca (que significa la fuerza del espíritu y su permanencia) al centro el altar y un cáliz (que significa la redención realizada por Cristo) sus aurelas doradas significan la Santidad.

Bueno, los que más saben pueden completar un sin número de significados.

Al quedar frente a esta imagen queda un lugar en la mesa, para una cuarta persona: "la que está enfrente del cuadro".

Por eso decía al principio que me sentía atraído a la comunión con Dios.

Mi deseo al hacer esto es que puedan gustar del arte que relaciona nuestra mente y corazón con el Amor de Dios.

Dios te bendice.

miércoles, 1 de mayo de 2013

Construccion de Lugares de Culto.


Una opinión acerca de Construccion de Lugares de Culto.

Me gustan muchas obras arquitectonicas modernas pero dejan mucho que desear. La belleza tiene que ser un componente esencial en la construcción de la Iglesia pues es lugar de encuentro con lo trascendente de nuestras vidas. Se tienen que tomar en cuenta varios conceptos que a veces ya no aparecen en la mente de los arquitectos, esto se debe a la cultura secular que se introduce.

Por ejemplo: la Iglesia en si misma es “Misterio de Comunión”. Concepto fundamental para entender lo que se quiere lograr. Esto se nota en el tipo nuevo introducido llamado “asamblea radial” que significa por un lado que nos encontramos reunidos alrededor de Dios. Y por otro lado la Unidad entre los hermanos que se acercan a Dios.

La Belleza no se busca en estos lugares en si misma sino en cuanto pueda conducirnos a experimentarla y sentir al mismo tiempo una relación con Dios Padre, con Cristo con el Espíritu Santo y lo que producen. Es decir sentirse atraídos a su perdon, a su amor, a su paz. Este sentimiento en las antiguas construcciones se lograba por la grandeza. Hoy por el contrario se mira hacia otro lado: la sencillez, la sobriedad y la humildad pero no por eso dejar de expresar alegría, gozo, y salvación.

Símbolos estructurales. La planta de cruz tan usada antes, es majestuosa incluso vista con los mapas modernos y sabemos que se trata de una Iglesia Católica. La planta circular también es hermosa y significativa. Pero aqui debo agregar que muchos templos se asemejan a bodegas o naves industriales y eso le quita, por decirlo así, la inspiración.

La otra parte que no se logra con claridad es que los sacramentos son vistos de manera funcional. Y no se les coloca adecuadamente. Por ejemplo el Bautismo Significa: Iniciación y entrada a la Iglesia. Y colocan la capilla o fuente bautismal lejos de la entrada o la esconden dentro de la funcionalidad. Es complicado pero ese es el sentido.

La capilla de Reconciliación y los Confesonarios. Antes se notaban ahora no se sabe en donde quedaron.

Comulgatorio. Ya no existe en el pensamiento. El cambio no necesariamente indica extirpación.

Y lo nuevo: Capilla de Adoración al Santisimo. Siempre queda como un pegoste en las construcciones porque no es pensada “in principio”.

El conjunto pastoral o salones, no es considerado por todos pero siempre se necesita. Y el campanario o torre. Que distingue como insignia muchos lugares, se conecta al todo perdiendo su individualidad.

No existe creo un modelo satisfactorio pero estan los conceptos de base.

Comunión. Participación. Cristo. Encuentro. Belleza. Arte. Admiración. Profundidad. Armonía. Experiencia Religiosa. Oración.

Los fabricantes de Iconos, cuando realizaban sus obras maestras tenían un proceso de oración mientras iban creando. Y muchas de éstas obras siguen siendo fabricadas de la misma forma y resultan formidables

lunes, 8 de abril de 2013

Que quieren una Iglesia pobre.


He escuchado comentarios de que quieren una Iglesia, como en tiempos de Jesús; pobre y sin bienes.

No creo que ese sea el deseo de los católicos, es más bien de otro tipo de personas porque cuando los católicos desean un sacramento lo desean lo más digno posible.

Un ejemplo son las bodas, hay tendencias que intentan que sea en la calle; pero a decir verdad todos los católicos prefieren nuestros templos más hermosos para recibir su sacramento.

Otro ejemplo son los XV años. Incluso las primeras comuniones y las confirmaciones se preparan con gran esmero para que el lugar no solo sea digno sino bellamente elaborado.

De las ayudas que se dan a los pobres; eso si y se hace; con menos publicidad mediática pero con más constancia.

Yo conozco comunidades pobres pero aún ellos buscan lugares dignos y hermosos para sus sacramentos.

lunes, 25 de febrero de 2013

Consagración a la Virgen María



Oración de consagración de los sacerdotes a la Virgen. Benedicto XVI

Madre Inmaculada, en este lugar de gracia, convocados por el amor de tu Hijo Jesús,  Sumo y Eterno Sacerdote, nosotros, hijos en el Hijo y sacerdotes suyos,  nos consagramos a tu Corazón materno,  para cumplir fielmente la voluntad del Padre. Somos conscientes de que, sin Jesús, no podemos hacer nada (cfr. Jn 15,5) y de que, sólo por Él, con Él y en Él, seremos instrumentos de salvación para el mundo.

Esposa del Espíritu Santo,  alcánzanos el don inestimable de la transformación en Cristo.  Por la misma potencia del Espíritu que,  extendiendo su sombra sobre Ti,  te hizo Madre del Salvador,  ayúdanos para que Cristo, tu Hijo, nazca también en nosotros. Y, de este modo, la Iglesia pueda ser renovada por santos sacerdotes, transfigurados por la gracia de Aquel que hace nuevas todas las cosas.

Madre de Misericordia, ha sido tu Hijo Jesús quien nos ha llamado a ser como Él: luz del mundo y sal de la tierra (cfr. Mt 5,13-14). Ayúdanos,  con tu poderosa intercesión, a no desmerecer esta vocación sublime, a no ceder a nuestros egoísmos, ni a las lisonjas del mundo, ni a las tentaciones del Maligno.

Presérvanos con tu pureza, custódianos con tu humildad  y rodéanos con tu amor maternal, que se refleja en tantas almas consagradas a ti  y que son para nosotros auténticas madres espirituales.

Madre de la Iglesia, nosotros, sacerdotes, queremos ser pastores  que no se apacientan a sí mismos,  sino que se entregan a Dios por los hermanos,  encontrando la felicidad en esto. Queremos cada día repetir humildemente no sólo de palabra sino con la vida, nuestro “aquí estoy”.

Guiados por ti, queremos ser Apóstoles  de la Divina Misericordia,  llenos de gozo por poder celebrar diariamente  el Santo Sacrificio del Altar y ofrecer a todos los que nos lo pidan el sacramento de la Reconciliación.

Abogada y Mediadora de la gracia, tu que estas unida a la única mediación universal de Cristo,  pide a Dios, para nosotros, un corazón completamente renovado,  que ame a Dios con todas sus fuerzas  y sirva a la humanidad como tú lo hiciste. Repite al Señor  esa eficaz palabra tuya:“no les queda vino” (Jn 2,3), para que el Padre y el Hijo derramen sobre nosotros, como una nueva efusión,  el Espíritu Santo.

Lleno de admiración y de gratitud por tu presencia continua entre nosotros,  en nombre de todos los sacerdotes, también yo quiero exclamar:  “¿quién soy yo para que me visite la Madre de mi Señor? (Lc 1,43) Madre nuestra desde siempre, no te canses de “visitarnos”, consolarnos, sostenernos.  Ven en nuestra ayuda y líbranos de todos los peligros que nos acechan.

Con este acto de ofrecimiento y consagración,  queremos acogerte de un modo más profundo y radical, para siempre y totalmente, en nuestra existencia humana y sacerdotal. Que tu presencia haga reverdecer el desierto de nuestras soledades y brillar el sol en nuestras tinieblas, haga que torne la calma después de la tempestad, para que todo hombre vea la salvación del Señor, que tiene el nombre y el rostro de Jesús, reflejado en nuestros corazones,  unidos para siempre al tuyo.  Así sea.

sábado, 23 de febrero de 2013

Hablar para edificar


Hablar para edificar.

Supongo que ese es el lema de Benedicto XVI ante su mente y corazón. Sería bueno para todos nosotros, los católicos. Llenar nuestra mente y corazón igual que lo hizo Benedicto XVI.

Todo el material está disponible en la pagina del vaticano.  Benedicto enseñanzas

Lee y comparte lo bueno. Todas las cartas las puedes leer, no son exclusivas de sacerdotes, obispos y religiosos.

Incluso, hay algunas donde corrige a sacerdotes, obispos y peticiones de perdón a personas ofendidas por ellos.

Es lo que hacemos ordinariamente en las redes sociales.

jueves, 14 de febrero de 2013

Gracias Papa Benedicto XVI


14 de febrero de 2013.
DIA DEL AMOR Y LA AMISTAD (MEXICO)

Agradecimiento a su Santidad Benedicto XVI:

Santo Padre:

Quiero Agradecerle su ejemplo de vida, sobre todo en la humildad, con su renuncia me ha enseñado el desapego del poder. En este mundo donde hay mucho deseo de dar órdenes y que sean obedecidas. El de decirle al mundo Católico y al mundo Contemporáneo que el Gobernar es un servicio.  

Además quiero agradecer sus enseñanzas, las que nos ha transmitido como sucesor de Pedro, en la liturgia, en la caridad, las catequesis, en las homilías y en sus gestos sencillos. Sus sermones me parecían que eran de un abuelito que nos quiere mucho, que nos da a conocer un Dios que es amor. A Jesús que nos salva. A la Virgen María Madre de Nuestro Señor. Y tantas enseñanzas llenas de sabiduría.

Gracias por ir respondiendo a los problemas de la Iglesia, con gran sensatez y elocuencia; eso que ha hecho nos da paz, nos da esperanza, nos confirma y renueva en la fe y alienta nuestra caridad. Ha cumplido con la tarea encomendada: “Confirmar en la fe a los hermanos”.

Desearía llenar de palabras más elocuentes y de más afecto para usted. Lo amamos. Usted mismo señaló a Juan Pablo II como “Nuestro amado Papa, que en la ventana del cielo nos ve y nos bendice”. Por esas mismas palabras le ofrezco mi reconocimiento y amor. Dios le premie sus esfuerzos.

Que Jesucristo, Nuestro Señor, sea su Recompensa. Y la Virgen María la mejor creyente haga rebozar de gozo su corazón por la fe.

Gracias. Gracias. Gracias.

Atte. Pbro. Rafael Ruiz Mora.

P. D. Como la carta la pondré en las redes sociales, espero que si le llegue. Y lo hago así para llevarle este agradecimiento, con todos los que se unan al mismo.   


viernes, 1 de febrero de 2013

KERIGMA: Anunciar a Cristo


Oración  del Kerigma.

Señor Jesucristo, Enviado del Padre, con el Poder del Espíritu Santo; único salvador del mundo, encarnado en seno virginal de María santísima. Nos dirigimos confiadamente a ti para pedirte la gracia de hacer vida nuestra fe recibida en el bautismo, por medio de una conversión sincera, para dar un testimonio creíble de Ti. Comprometiéndonos a la transformación del mundo. Te lo pedimos por la intercesión de Santa María de Guadalupe Reina de México. En este año de la fe. Amén.


Todos pecaron y están privados de la gloria de Dios (Romanos 3, 23). Pero. Dios te ama y está contigo (Isaias 43, 1-5). La prueba de su amor es su Hijo Jesucristo que dio la vida por nosotros. (Juan 3, 16). Puedes hacer tuya la salvación del Señor (Juan 1, 12)(Apocalipsis 3, 20)(Jeremías 29, 12). La conversión significa volver a Dios. Renunciar al mal y al pecado para que Dios nos purifique (1ª Juan 8, 9). Acepta pues a Cristo como Salvador de tu vida. Y di lo bueno que Dios es contigo.


Exprésalo con tu boca.

 “Ven Señor Jesucristo a mi vida, dame tu la salvación; reconozco que soy pecador y me arrepiento delante de ti, te abro mi corazón y te acepto personalmente como mi salvador. Ayúdame para experimentar tu amor, tu salvación, tu liberación. Dame tu vida en abundancia; límpiame, purifícame, libérame, renuévame; hazme experimentar un nuevo nacimiento para tener una vida nueva en ti. Amén”  


Mi obra es continuación de mi ser.



Una reflexión muy simple es la que deseo compartir.
En la imagen Jesús y sus discípulos. A ellos les explicó su mensaje, a ellos los envió a predicar, a ellos. 
Ellos, es la palabra a analizar. Ellos que al igual que todos los hombres, tenían pecado, más por la gracia de Cristo; reciben el perdón de Dios y se vuelven embajadores del perdón de Dios. Ellos. Y desde ahí viene la fe en Cristo. La fe verdadera en el Padre y el Hijo y el Espíritu Santo.
Esta meditación es para aquellos que siguen a Cristo a medias, en un lugar diferente a su herencia de fe, esperanza y caridad llevada por los apóstoles.
Si amas tanto a Jesucristo, porque rechazas lo mismo que él dejó en el mundo, dejó en manos de  humanos imperfectos (y no olvidemos que todos lo somos) su mensaje de amor, su Iglesia.
Los errores humanos (ya sea de los apóstoles o los que siguieron después de ellos) no definen el mensaje de Cristo. Vino personalmente al mundo a dejarlo y a comunicarlo. Y lo explicó a sus amigos “ya no los llamo siervos, los llamo amigos”, “A ustedes se les ha dado conocer los misterios del Reino”; por ello son los que mejor pueden explicar el mensaje del Evangelio.
Es como si alguien de nosotros le dijera a Cristo que bonito mensaje tienes Señor pero la organización que hiciste te quedó mal por esa razón no la sigo, es más yo puedo hacer una mejor que la tuya. Y qué ser humano pretende ser mejor o más sabio que Cristo mismo. Es más San Pablo decía que reconociendo sus debilidades delante del Dios lo hacía más fuerte.
Debilidades humanas, pregunto yo ¿en dónde no las hay? Quizá no haya el reconocimiento personal de los errores, pero solo eso.
Si te encontraras con un artista que te simpatiza y le dices: tú eres realmente estimable,  pero tu obra de arte es muy fea. ¿Qué pasaría? ¿Qué te diría? Oh que amable pero Mi Obra es extensión de mi ser. Un principio básico en la filosofía: El Hacer sigue al ser. En otras palabras el hacer emana del ser.

jueves, 31 de enero de 2013

¿Que es la comunión de los santos?




Un antropólogo propuso un juego a los niños de una tribu africana. Puso una canasta llena de frutas cerca de un árbol y le dijo a los niños que aquel que llegara primero ganaría todas las frutas.
Cuando dio la señal para que corrieran, todos los niños se tomaron de las manos y corrieron juntos, después se sentaron juntos a disfrutar del premio.
Cuando él les preguntó por qué habían corrido así, si uno solo podía ganar todas las frutas, le respondieron: UBUNTU, ¿cómo uno de nosotros podría estar feliz si todos los demás están tristes?
UBUNTU, en la cultura Xhosa significa: "Yo soy porque nosotros somos."


Esto es una parte del credo: Creo en la comunión de los santos.
La Unidad y la Comunión Eclesial

Creemos Conocer a Dios





 Lectio Divina
Juan José Bartolomé, sdb

 

El texto de este domingo 4º. Del Tiempo ordinario, ciclo C es continuación del que celebramos el domingo pasado;  nos habla de  la primera predicación de Jesús en la sinagoga de Nazaret, ante sus paisanos, en la reunión semanal de oración.

El Señor se atrevió a presentarse como quien cumple la Escritura que les ha leído, como quien trae consigo una oportunidad única de gracia, como quien satisface toda esperanza de salvación que el Pueblo de Dios alimentó muchos siglos atrás.

La reacción de sus oyentes fue lógica. Se preguntaron cómo uno de los suyos, uno a quien conocían muy bien, un hijo del pueblo, a quien conocían como ‘hijo de José’, se atrevía a presentárseles como el realizador de las promesas de Dios.

Si al menos hiciera entre ellos uno de esos prodigios que, según se rumoreaba, había hecho en otros lugares de Galilea, podrían creerle con más fundamento. Sin pruebas, es más que comprensible que se les fuera difícil aceptar su declaración. Jesús había convivido entre ellos tanto tiempo, sin haberles mostrado su poder taumatúrgico ni haberles desvelado su conciencia de ser el Mesías esperado por tantos años. Sorprendentemente Jesús negó a sus paisanos lo que no había rehusado a los extraños y no hizo signos que lo acreditaran;  esos hechos que conferían credibilidad a sus palabras. Jesús no hizo milagro alguno entre sus paisanos, porque no creyeron en sus palabras.

Texto:
21. En aquel tiempo, comenzó Jesús a decir en la sinagoga: “Hoy se cumple este Escritura que acaban de oír”.

22. Y todos le expresaban su aprobación y se admiraban de las palabras de gracia que salían de sus labios.  Y decían: “¿No es éste el hijo de José?”

23. Y Jesús les dijo: “Sin duda me recitarán aquel refrán: ‘Médico, cúrate a ti mismo’. Haz también aquí en tu tierra lo que hemos oído que has hecho en Cafarnaúm.

24. Y añadió: “Les garantizo que ningún profeta es bien recibido en su tierra.

25. Les garantizo que en Israel había muchas viudas en tiempos de Elías, cuando estuvo cerrado el cielo tres años y seis meses y hubo una gran hambre en todo el país;

26. sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías más que a una viuda de Sarepta, en el territorio de Sidón.

27. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo, sin embargo, ninguno de ellos fue curado más que Naamán, el sirio”.

28. A oír esto, todos en la sinagoga se pusieron furiosos,

29. y,  levantándose, lo empujaron fuera del pueblo hasta un barranco del monte, en donde se alzaba su pueblo, con intención de despeñarlo.

30. Pero Jesús se abrió paso entre ellos y se alejaba.


I. Lectura: entender lo que dice el texto fijándose en como lo dice



El texto encuentra sentido pleno si no se olvida su contexto inmediato: apoyándose en la Escritura, Jesús acaba de proclamarse el realizador de las promesas divinas.

Él no lee la Escritura sólo, ni sólo la comenta: la cumple. A una objeción ‘lógica’ de sus paisanos, reacciona Jesús con desmesura.

La perícopa, aunque clara en su estructura, no muestra una línea de argumentación muy lógica. De la aprobación por lo que dice Jesús se pasa a la pregunta sobre sus orígenes familiares (Lc 4,22): lo que sobre él saben les hace dudar de cuanto dice.

La admiración que les causa sus palabras aumenta su incredulidad. Jesús interpreta la pregunta como una petición encubierta de milagro, a lo que se niega acudiendo a la experiencia, sapiencial y profética. No es la primera vez que Dios actúa así con su pueblo: Elías y Eliseo fueron enviados a quienes menos se lo esperaban y menos los merecían (Lc 4,24-17).

Sus paisanos pasan de la admiración por sus palabras al intento de matarlo (Lc 4,29).

Es trágico comprobar que quienes mejor preparados estaban para recibir a Jesús, perdieron su oportunidad, perdieron a Jesús y se perdieron por creer que le conocían bien y querer signos que probaran su poder.

En su postura podríamos vernos retratados, y amonestados todos los cristianos de este siglo XXI. Si necesitamos pruebas para aceptarle, o si creemos conocerle porque nos resulta familiar, corremos el riesgo de perderle.

Quien pone condiciones a Jesús, se sitúa fuera del alcance de sus promesas: no verá lo portentoso que puede ser quien piense conocerlo.

II. Meditación: aplicar lo que dice el texto a la vida

Jesús se presenta ante sus paisanos como el que realiza las promesas de Dios, y esta postura explica la reacción que tuvieron ante sus palabras. Apenas pueden creérselo, porque es uno de ellos. No se niegan, con todo, a aceptarlo. Pero quieren pruebas: quisieran ver los signos que dice ha realizado ante otros que no le conocían tan bien como ellos le conocen.

Podemos pensar que tenían razón: convivió entre ellos más tiempo, sin haberles mostrado su poder para hacer milagros. No se manifestó como el Mesías de Dios. Recordándoles la misión entre paganos de dos grandes profetas, Jesús les advierte que pueden perder su oportunidad de creerle y ver en él la salvación esperada.

Ø  En su postura podríamos vernos retratados, y amonestados, los cristianos de hoy.
Nos puede parecer extraño el modo de comportarse de Jesús. Exige más a los conocidos que a los extraños, da menos a los allegados que a los alejados. Pero por sorprendente que pueda parecernos, aquí se esconde una ley de comportamiento de Dios con nosotros y la razón - posible - del fracaso de nuestra vida de fe: como los paisanos de Jesús, los creyentes creemos conocer demasiado bien a Dios. Y porque nos imaginamos saber de antemano cuánto podría dar de sí, nos quedamos siempre cortos en nuestras expectativas frente él. Damos por supuesto lo que podemos esperar de un Dios conocido desde siempre; y ello nos lleva a no podernos creer lo que Él nos promete.

Nuestro saber sobre Dios nos lo ha hecho tan conocido, tan a nuestro alcance, tan como nosotros lo pensamos y lo queremos, que no le dejamos ser lo que Él desearía ser para nosotros. No le permitimos que haga con nosotros lo que estaría dispuesto a realizar, sólo porque le prohibimos que nos sorprenda con sus promesas, porque le negamos el derecho a que nos descubra hoy algo que ayer ni siquiera imaginábamos.
 
Nuestra vida de fe resulta aburrida y sin aliciente, porque nos hemos habituado a un Dios que no nos sorprenda ya…, porque creemos conocerle bien. No nos atrevemos a pensar que Dios colmará nuestras mejores esperanzas, porque nos hemos ido convenciendo de que no vale la pena tenerlas.

Damos por descontado que, en nuestra vida de fe, mañana será como hoy, el futuro que nos espera no será muy diferente del pasado que hemos conocido. No nos damos cuenta de que, por dar a Dios por conocido, podemos estar perdiendo la ocasión de conocerle de verdad; los paisanos de Jesús perdieron su oportunidad, porque creyeron conocerle bien.

Ese mismo riesgo estamos corriendo nosotros cuando nos habituamos a Dios y lo hacemos tan familiar que no creemos cuanto nos promete, porque no hemos creído en las promesas que nos ha hecho.

Que no haya sido tan bueno como esperábamos que fuera y  que no haya hecho lo que le pedíamos nos hace seguir esperando que cumpla lo que queremos que haga con nosotros y por nosotros.

Como los judíos de Nazaret, nuestro saber sobre Jesús, nuestro saberle uno de los nuestros, nos impide reconocerle como el Dios que es y quiere ser entre nosotros. Como ellos, también andamos pidiéndole signos extraordinarios que hagan más fácil nuestra fe.

Casi nos parece injusto que no haga eso que esperamos… Si lo conocemos desde la infancia y si lo hemos tenido como nuestro amigo y nuestro familiar por qué no hace lo que le pedimos… por qué a los que no lo conocían les responde con prodigios y con nosotros no…

No nos damos cuenta que pedir signos a Dios es dudar de Él; exigir pruebas para creerle supone no darle fe a cuanto nos dice; esperar de Él sólo, o sobre todo, cosas extraordinarias implica desconocer que Él es extraordinario siempre, también cuando no se sale de lo ordinario.
 
Como los paisanos de Jesús un día, hoy nos podemos estar perdiendo lo mejor de Dios, un Dios al que creemos conocer bien, sólo porque esperamos de Él lo que nos parece que es bueno para nosotros, no comprendiendo que Él sí  sabe lo que necesitamos y puede dárnoslo.

Pedir signos a Dios es exigirle que se identifique, es obligarle a que se nos imponga como Dios. Pero es también la mejor manera de perderle: en Nazaret, donde se le exigieron pruebas, se privaron de la salvación que les ofrecía.

Y es que a Dios le debemos aceptar por lo que es, por cuanto quiere ser para nosotros, no por lo que de Él deseamos o por cuanto queremos que haga en favor nuestro.
Una buena forma para quedarnos sin Dios es querer quedarnos con Él sólo por lo que nos da, únicamente si nos sirve.

Debemos aceptar a Dios en nuestras vidas, como es Él y como quiera serlo para nosotros, y no según lo que nosotros esperamos que sea o como deseamos se comporte con nosotros. Es trágico, y para nosotros hoy una seria advertencia, que los paisanos de Jesús, quienes más y mejor lo conocían, fueran incapaces de reconocerlo como su salvador e intentaran, incluso, deshacerse de él; de poco les servía su paisano, pensarían, que tan poco les servía, negándoles a ellos esos prodigios que había estado haciendo por todas partes.  

La tentación de deshacerse de Jesús surge también en nuestros corazones, cuando nos parece que sabemos ya todo sobre el Dios en quien creemos y no tememos que nos sorprenda con nuevas exigencias o con dones nuevos. Esa tentación aparece en nuestras vidas, cuando nos sentimos relegados por Él. A menudo nos preguntamos para qué ser fieles  un Dios que no nos da prueba, constante y sonante, de su amor?

 
III. ORAMOS nuestra vida desde este texto. Padre Dios, como los paisanos de tu Hijo, , también nosotros muchas veces intentamos vanamente deshacernos de Ti, porque no cumples nuestros deseos. Creemos que no nos es útil tenerte fe. Pero olvidamos que lo realmente inútil es desconocer tu voluntad, buscar por otros caminos nuestra felicidad, y esperar signos a nuestra medida, cuando Tú siempre te estás haciendo presente en nuestras vidas.

Concédenos la gracia de aceptarte, de reconocerte, de seguirte, de vivir en comunión con tu querer. No permitas que te perdamos, que esperando que actúes como nosotros queremos, no descubramos lo que nos ofreces. Danos la luz de tu Espíritu. Concédenos creer en Ti, para abrirnos a tu acción. Haz que sepamos reconocerte, seguirte y hacer que los demás te sigan… ¡Cuánta responsabilidad tenemos en cuestión de fe para con aquellos que caminan con nosotros!  No permitas que nadie se aleje de la salvación que Tú nos has traído por nuestra incredulidad.  Que con Jesús, tu Hijo y Hermano nuestro sepamos vivir contigo y como Tú quieres que vivamos. ¡Así  sea!