Una reflexión muy simple es la que deseo compartir.
En la
imagen Jesús y sus discípulos. A ellos les explicó su mensaje, a ellos los
envió a predicar, a ellos.
Ellos, es la palabra a analizar. Ellos que al igual que
todos los hombres, tenían pecado, más por la gracia de Cristo; reciben el
perdón de Dios y se vuelven embajadores del perdón de Dios. Ellos. Y desde ahí
viene la fe en Cristo. La fe verdadera en el Padre y el Hijo y el Espíritu
Santo.
Esta meditación es para aquellos que siguen a Cristo a
medias, en un lugar diferente a su herencia de fe, esperanza y caridad llevada
por los apóstoles.
Si amas tanto a Jesucristo, porque rechazas lo mismo que él dejó
en el mundo, dejó en manos de humanos
imperfectos (y no olvidemos que todos lo somos) su mensaje de amor, su Iglesia.
Los errores humanos (ya sea de los apóstoles o los que
siguieron después de ellos) no definen el mensaje de Cristo. Vino personalmente
al mundo a dejarlo y a comunicarlo. Y lo explicó a sus amigos “ya no los llamo
siervos, los llamo amigos”, “A ustedes se les ha dado conocer los misterios del
Reino”; por ello son los que mejor pueden explicar el mensaje del Evangelio.
Es como si alguien de nosotros le dijera a Cristo que bonito
mensaje tienes Señor pero la organización que hiciste te quedó mal por esa
razón no la sigo, es más yo puedo hacer una mejor que la tuya. Y qué ser humano
pretende ser mejor o más sabio que Cristo mismo. Es más San Pablo decía que
reconociendo sus debilidades delante del Dios lo hacía más fuerte.
Debilidades humanas, pregunto yo ¿en dónde no las hay? Quizá
no haya el reconocimiento personal de los errores, pero solo eso.
Si te encontraras con un artista que te simpatiza y le
dices: tú eres realmente estimable, pero
tu obra de arte es muy fea. ¿Qué pasaría? ¿Qué te diría? Oh que amable pero Mi
Obra es extensión de mi ser. Un principio básico en la filosofía: El Hacer
sigue al ser. En otras palabras el hacer emana del ser.
No hay comentarios:
Publicar un comentario