Envidia del Diablo.
Este ha sido un pensamiento recurrente en mi pensamiento
durante algunos días.
Lo explico.
Si Luz Bella, Luzbell; era la creatura angelical más bella y
estaba encumbrado en la creación, lo más seguro que deseaba era que Dios
entrara en El y lo perfeccionara todavía más.
Y cierto pienso que sabía que lo merecía por ser de los seres más
perfectos. Pero aquí es donde comienza una especie de decepción a causa de que
el Creador y Dueño de Todo puso sus ojos en la humildad de la raza humana que
iba a crear. Y a ellos ínfimos delante de la Grandeza del Ángel más bello;
decide Dios entrar en la vida de los humanos y estar dentro de ellos (por la
Eucaristía, por la Encarnación, a través de Cristo y por una mujer sencilla:
María) fue un momento lleno de confusión para los poderosos; en particular para
éste Ángel tan perfecto.
De allí veo la envidia del Ángel LuzBella que reniega en
contra de Dios. Y dice “No serviré”. No serviré a ese plan. Pues considera muy
por debajo de él a estas criaturas que a su parecer son como hormigas delante
de su grandeza angelical. De ahí parte para comenzar una batalla espiritual en
contra de estas hormigas. Y desea
destruirlas con todas las artimañas posibles.
La argucia del Diablo (que es en lo que se convirtió) es
sobre todo la mentira; la adulación (“serán como dioses”), la desobediencia al
Creador, los vicios que son eficaces en destruir al humano. Todo lo contrario
con tal de que Dios no esté en el corazón de las hormigas.
No tenemos forma de vencerlo sin la ayuda de Cristo. Cristo
Todopoderoso como el Padre es el único con facultad y poder para derrocar toda
esta fuerza encarnizada en contra nuestra. La Fe en Cristo. La permanencia en
su amor y misericordia, el esfuerzo por cumplir los mandamientos divinos son el
camino. San Miguel Arcángel nos ayuda en esta lucha. La Virgen María. Los
ángeles custodios y los santos que Dios dispone como intercesores para nuestra
vida. Esperamos que con esta ayuda celeste y refugiándonos en ellos podamos con
seguridad ir a la Vida Eterna desde este mundo.
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